jueves, 24 de marzo de 2011

La revolución íntima



La revolución íntima

¿Cómo leer hoy, a poco de cumplirse 25 años de su muerte, a la autora de “El segundo sexo”? Aquí, extractos de un encuentro realizado en París, sobre la vigencia de su obra.

Simone de Beauvoir (1908-1986) no quiso ser ni líder ni madre simbólica, sino una mujer que, veinticinco años después de su muerte (se cumplen el 14 de abril), aún puede ayudar a las mujeres a pensar su condición. Con motivo de ese aniversario, recientemente el diario Le Monde organizó un encuentro conducido por la escritora Josyanne Savigneau en el que participaron la lingüista, psicoanalista y novelista Julia Kristeva; Liliane Kandel, socióloga, feminista e integrante del comité de redacción de la revista de filosofía Les Temps modernes; Wassyla Tamzali, abogada y ensayista argelina; y Caroline Fourest, periodista, ensayista y directora, con Fiammetta Venner, de la revista ProChoix. Se publican aquí algunos extractos de ese encuentro.
Wassyla Tamzali: “Hace largo tiempo, me impactó muchísimo una frase de Beauvoir, que me impulsó a tomar un camino que desde entonces no he abandonado. En Para una moral de la ambigüedad , dice que “considerarse libre, es querer a los demás libres”. Es algo que comprendí muy bien en el medio donde evolucioné y donde habría podido contentarme con una libertad individual. Pero me di cuenta de que no podía ser libre sola, que hacía falta que los demás fuesen tan libres como yo. Sin duda, es ese el comienzo de mi compromiso con el feminismo. Hoy, le doy gracias a Beauvoir porque, en todos los momentos difíciles del período de la islamización –del cual todavía no hemos salido– pero también en el período en que tuvimos dificultades para hacer que se reconociera nuestro deseo de libertad e igualdad en Europa, incluso por algunos intelectuales, ella me permitió construir y mantener este discurso feminista con relación a Argelia. Entendí que una de las formas de oponerse a ese muro de islamización que se estaba levantando entre nosotros y la libertad era mantener vivo y construir ese discurso restableciendo el sentido de la Historia y transmitiéndolo a los jóvenes. Por ejemplo, cuando las jóvenes estudiantes con quienes me reuní en Constantina me dijeron “queremos hacer algo por las mujeres”, yo les contesté: “Hagan algo por ustedes mismas. ¡Lean a Simone de Beauvoir!” Julia Kristeva: “Quizá una de las razones por las que las calumnias todavía caen sobre Sartre y Beauvoir es que crearon una pareja muy extraña, escandalosa, porque no era conformista. Los dos tenían libertad sexual. Durante un período de su vida, tuvieron una gran complicidad, a la vez sexual e intelectual. Luego, tuvieron una especie de acuerdo que consistía en construir la pareja no como una relación dominante-dominado sino como un lugar de debate. Y hacer de una pareja el lugar de debate entre un hombre y una mujer, donde se respete el cuerpo y el pensamiento del otro, es algo que va contra dos esquemas que tenemos. Uno es el que llamamos sadomasoquista – Beauvoir buscó, además, profundizar esta cuestión de la dominación y el sadomasoquismo en su ensayo ¿Hay que quemar a Sade? – y el otro es el de la pareja romántica. Este es el modelo de la pareja ideal que nos propone la sociedad del espectáculo, una forma moderna de la religión. La religiosidad cree firmemente que el paraíso existe, y ese paraíso no puede ser otro que la pareja que se entiende de manera ideal. Sartre y Beauvoir deconstruyeron esa idea de la pareja. La pareja puede ser un lugar de conflicto, de crueldad pero, ante todo, de respeto. Es eso lo que yo llamo ateísmo. La forma moderna del ateísmo es quizá también mantener la pareja y su acuerdo, ni bajo la forma dominante-dominado ni bajo la forma de la idealización. Y Sartre tiene una idea sobre el ateísmo. Dice: ‘Es un asunto cruel y de largo aliento’. Deconstruir la religiosidad hasta sus raíces, una religiosidad que supone que papá y mamá están en el paraíso, que todo marcha bien entre ellos y que puedo ser como ellos, es algo que ellos supieron hacer. Evidentemente, no se trata de imitar a Sartre y Beauvoir. Pero es una invitación, a cada uno de nosotros, a innovar en la creación de la pareja para que no se convierta en el refugio de la religión sino que se viva en una lucidez permanente. El ateísmo, que forma parte del humanismo, va en ese sentido, pero es un combate de largo aliento. Esto tal vez explica que Sartre y Beauvoir sean aún hoy víctimas de la calumnia.” Caroline Fourest: “Beauvoir es, en primer lugar, el ejemplo de una intelectual y feminista que abordó la cuestión del feminismo y la del anticolonialismo al mismo tiempo, algo que sigue siendo de total actualidad. Hoy esto elimina dos prismas intelectuales con respecto a todas las cuestiones que nos preocupan, ya se trate de la cuestión de la dictadura o de la del integrismo. Sabemos que hay dos tentaciones: la de ver todo a través del prisma del anticolonialismo y la de ver todo a través del prisma del antitotalitarismo. En medio, hay algo que permite definir cierta línea de conducta: es el feminismo y la cuestión de la mujer. Simone de Beauvoir encarna el comienzo de un camino para poder pensar las cosas a partir de ella, aun cuando hoy pensemos básicamente a partir de las situaciones que tenemos frente a nosotros y que se modifican cada semana. De adolescente, devoré sobre todo a Sartre. Y, cuando abordé a Beauvoir, ya me había hecho ultrafeminista. Creo que El segundo sexo no es para nada anticuado en su mensaje, ni para Francia ni para el resto del mundo, pero su lectura lo era en relación con mi itinerario personal, porque yo ya había atravesado varias etapas. Al mismo tiempo, me di cuenta de que no había tenido necesidad de leer El segundo sexo para convertirme en feminista porque me habían “amamantado” allegadas a Simone de Beauvoir, que lo habían leído y para quienes era importante –y aquí saludo a Liliana Kandel y Nadja Ringart, mis dos madrinas en el feminismo (…).Es particularmente legítimo decir que no se pude disociar la vida de Beauvoir de su obra. Algunos intelectuales escriben sobre grandes causas y permanecen fuera de su tema. Para una feminista, eso no es posible. Porque en primer lugar se trata de una revolución íntima. Beauvoir llevó a cabo una revolución antropológica en la que lo social se metamorfosea a partir de lo íntimo. Todo lo que vivimos hoy, en especial en términos de lo contraproducente, es sólo la consecuencia de ese terremoto que fue la revolución del feminismo.” Liliana Kandel: “Es cierto que algunas jóvenes feministas de hoy me dejan pasmada por su capacidad para ignorar todo lo que las ha precedido. Pero, cuando éramos jóvenes feministas, no fuimos la excepción. El primer número de la revista salida del primer círculo de lo que luego sería el MLF se llamaba Libérations des femmes, année zéro (Liberación de las mujeres, año cero). ¡Era 1970! Esto nos salva de ser demasiado reivindicativas para con las jóvenes generaciones que, sin embargo, de cuando en cuando, se encuentran extrañamente divididas entre la negación –a saber, que el feminismo está pasado de moda y que ahora la liberación pasa por llevar tacos de quince centímetros– y algo que no es mejor, una especie de “estatuarización” del Movimiento y la repetición al infinito de lo que dijimos en los años 70 y que muchas de nosotras ya no tenemos ganas de volver a decir hoy, teniendo en cuenta que el mundo ya no es como lo conocimos. Nosotras éramos cuatro o cinco mujeres jóvenes que le habíamos pedido a Simone de Beauvoir que nos diera lugar para algunos artículos en Les Temps modernes. Ella nos encargó un número especial que preparamos en seis meses, titulado Les femmes s’entêtent (Las mujeres se empecinan). Y ella nos propuso una crónica regular en la revista. Trabajamos como locas todo el verano y recopilamos toneladas de documentos sexistas, unos más innombrables que otros –¡nosotras también estábamos indignadas en aquella época!– y fue eso lo que cada mes dio material para las Chroniques du sexisme ordinaire (Crónicas del sexismo corriente). Nos reímos mucho. Debo decir que el MLF es, por lo que sé, uno de los movimientos sociales en los que la risa tuvo un lugar preponderante.” © Le Monde, 2011.
TRADUCCIoN de Elisa Carnelli.

http://www.revistaenie.clarin.com/ideas/revolucion-intima-Simone-De_Beauvoir_0_446955317.html

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